Trabajo fin de grado: “El Club de Productos Turístico Reservas de la Biosfera Español” por Edgar Roberto Uribe Márquez

Trabajo de Fin de Grado de Edgar Roberto Uribe Márquez: “El Club de Productos Turístico Reservas de la Biosfera Español”.

El alumno de la Escuela Universitaria de Turismo de Lanzarote, Edgar Roberto Uribe Márquez, presentó recientemente su Trabajo Final de Grado titulado “El Club de Productos Turístico Reservas de la Biosfera Español”.
El objeto del mismo es aportar reflexiones sobre la importancia de la Reserva de la Biosfera y el desarrollo sostenible, centrado en su variable que las sociedades humanas y el medio ambiente pueden convivir de forma equilibrada generando beneficios, conservando las culturas locales, protegiendo los ecosistemas y sumando nuevos modelos energéticos. Las personas formamos parte de este planeta pero no somos sus dueñas, ya que la naturaleza es sabia y puede prescindir fácilmente del grupo humano para seguir evolucionando.
El alumno tomó el ejemplo de 13 empresas adheridas a “El Club de Productos Turístico Reservas de la Biosfera Español”, que actúan conjuntamente para conformar experiencias turísticas con todos los ecosistemas de las dos islas de Lanzarote, bajo el plan “Revivir Lanzarote”. El objetivo de cada una de estas firmas es involucrarse con el medio ambiente y con el patrimonio cultural de la isla con el propósito de que los beneficios económicos del turismo sean los más equitativos posibles, y a la vez reducir los impactos negativos de la industria.

Las conclusiones más relevantes del alumno son las siguientes:

Desde hace décadas y hasta la actualidad, Lanzarote es receptora de visitantes provenientes de diferentes partes del mundo. Por ello, se comienza a intervenir en el territorio edificando un elevado número de construcciones arquitectónicas de infraestructura, lo cual da lugar a dos grandes ejes económicos: la construcción y el turismo, que se convierten en foco de atención para la gente del mundo rural, quien migra hacia las nuevas industrias emergentes.
Al observar un importante deterioro ambiental y paisajístico, se redacta el Plan Insular de Ordenación Territorial en 1991, el cual establece delimitar el crecimiento de las plazas turísticas y residenciales. Dos años después, Lanzarote junto con La Graciosa, se declara Reserva de la Biosfera.
Posterioremente se crea un Observatorio para sustituir el modelo anterior por un otro sostenible, y se trabaja en cuatro flancos: Ecología, Economía, Sociedad, Territorio.
Es importante establecer un nuevo producto turístico diferenciado, y más si este nuevo género hace hincapié en el cuidado y la valoración del territorio como oferta turística, debido a que son empresas comprometidas con la Reserva, ofreciendo un paisaje natural y cultural, en su vertiente etnográfica singular.
Se observa que el turismo actualmente está cambiado, ya no solo es el masivo de Sol y Playa, sino se constata un incremento por la vertiente del ecoturismo, el que demanda una conexión entre las personas y los valores naturales y culturales del territorio.
Se ha avanzado mucho en la gestión ambiental de la isla, pero queda mucho que hacer para que estos dos territorios insulares sean sostenibles. Es necesario no solo redactar sino acometer muchos proyectos para cuidar el medio físico, y las personas que vivimos permanentemente en estas dos islas tenemos que tomar conciencia de que queda mucho para ser sostenibles.
A Lanzarote llegan alrededor de 2,5 millones de turistas al año, lo que significa un gran impacto en el paisaje, aumento del consumo de energía, mayormente fósil, demanda de alimentos, entre otros elementos. En el caso de las materias primas y/o alimentos en su inmensa mayoría provienen del exterior. Ello indica que hablamos de sostenibilidad, pero en realidad se desarrolla ni se ejerce correctamente. Por un lado, porque Lanzarote deja de ser exportadora de alimentos, teniendo en cuenta que en el pasado llega a ser granero de Canarias, para pasar a ser importadora de gran cantidad de productos. Ello conlleva el incremento de las emisiones CO2, una polución aumentada y amplificar los gases del efecto invernadero (GEI), por el uso de diferentes transportes como los aviones y barcos, los cuales emplean gran cantidad de energía fósil que contribuye al aumento de la huella de carbono.
Y por otro lado, se abandona el sector primario, los suelos agrícolas que en épocas pasadas constituyen la principal fuente de abastecimiento. Y es por esa perfecta armonía entre las personas y la naturaleza por lo que se le concede el título de Reserva de la Biosfera, aunque en la actualidad el modelo turístico se sigue enfocando hacia el de masas.
Si deseamos la sostenibilidad, y la necesitamos de manera urgente, este modelo se tiene que cambiar por un otro que tome en cuenta la agricultura, la pesca, la ganadería, la artesanía, las energías limpias, la vigilancia y protección del territorio y del mar, las decisiones conjuntas, entre otros extremos. Deben existir políticas agrarias por varias razones: diversificación de la economía, cuidado del ecosistema, no explotar la agricultura industrial, la cual daña los suelos frágiles y el paisaje, porque el agua que se utiliza no es de calidad y contiene altos índice de boro y otros componentes químicos y/o sustancias que pueden contaminar los alimentos que consumimos. A pesar de ello, aún se sigue trabajando en el campo, existen asociaciones agrícolas que mantiene viva la tradición de plantar semillas adaptadas a la sequía, los sistemas tradicionales de cultivo, así como también determinadas empresas que se ocupan en dar a su clientela productos de la isla, potencian, a pequeña y particular escala, su cuidado y propaga lo que supone vivir en una Reserva de la Biosfera.
Debe existir concienciación ciudadana, desarrollar planes de educación ambiental desde temprana edad para comenzar un nueva revolución que nos conduzca a la sostenibilidad, de lo contrario preguntamos ¿Qué le vamos a dejar a las generaciones venideras?